"Alteración en un cuadro que manifiesta el cambio de idea del artista sobre aquello que estaba pintando. Se trataría, por tanto, de un término sinónimo de arrepentimiento."
El artista pinta sobre el lienzo, pinta con trazos largos, cortos, finos, gruesos; con colores oscuros, claros, brillantes, opacos. Así, de esa manera, como el artista pinta sobre el lienzo cada uno va viviendo la vida. Cada cual es un artista de su propia pintura y va decorándola a su gusto, a su manera, a veces como puede o con lo que tiene. Lo importante es que no dejamos de pintar, a cada paso que damos, con cada palabra, con cada gesto. ¿Qué sería de nosotros, si no pudiéramos disimular el camino de un trazo inoportuno? es fácil cubrirlo, sabemos que podemos ponerle pintura blanca encima y volver a hacerlo, podemos intentar dibujar sobre el error algo más grande y hacer de cuenta que no existió. Pero ¿olvida el artista al trazo inoportuno? ese trazo, el impertinente, aunque camuflado, no deja de estar ahí ¿qué sería de nosotros si en lugar de arrepentirnos y disfrazarlo, aceptáramos el descuido y en lugar de la enmienda eligiéramos dibujar al lado un trazo distinto, sin borrar el anterior?
Tapar al trazo desafortunado con otro no nos hace crecer y seguramente no nos haga más felices. Nos retrasa en el camino: pintar, evaluar, arrepentirse, volver a pintar de blanco, esperar que se seque, volver a pintar encima ¿será mejor? seguramente menos original y verdadero. Volver sobre los errores para tratar de cubrirlos, nos retrasa en la marcha de seguir pintando ese lienzo que no tiene fin ¿quién dice que del nuevo trazo no vamos a arrepentirnos? quizás no hoy, no mañana pero en algún momento lo hagamos ¿y lo vamos a volver a tapar?. El pentimento en lugar de embellecer la obra de arte, la opaca, la afea, el error se nota en la pintura, siempre; si no la desequilibrara, porque el artista es muy buen simulador, los demás van a admirar su pintura y a intentar imitarla más en su corazón el pintor sabe que no es la verdadera.
Quizás el error más casual sea el más amado, el que más brille. Del que menos nos arrepintamos en toda la vida y el que más alegría nos genere. Del error también nacen experiencias hermosas y probablemente hacernos cargo no va a ser más fácil que tachar y volver a escribir, pero nadie nos toma el tiempo para hacer esta pintura, ni para crecer, ni para amar.
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