“Elementos de la lingüística general” Andre Martinet
1-La lingüística, disciplina no prescriptiva.
La lingüística es el estudio científico del lenguaje humano. Un estudio se llama científico cuando se funda sobre la observación de los hechos. “Científico” se opone a “prescriptivo”, en este caso es particularmente importante insistir sobre el carácter científico y no prescriptivo de su estudio. La dificultad que existe para separar la lingüística científica de la gramática normativa recuerda la que existe para separar de la moral una verdadera ciencia de costumbres. La historia nos muestra que la mayor parte de los que se han ocupado del lenguaje o de las lenguas lo han hecho con intenciones prescriptivas. Todavia hoy, la mayor parte de la gente ignora la existencia de una ciencia del lenguaje distinta de la gramatica escolar y la actividad normativa.
2- Carácter vocal del lenguaje.
El lenguaje que estudia el lingüista es el del hombre. En el hablar corriente, “El lenguaje” designa propiamente la facultad que tienen los hombres para entenderse por signos vocales. En los países
civilizados, se hace uso de signos pictóricos o gráficos que corresponden a los signos vocales del
lenguaje. Esto es lo que se llama escritura. Hasta la invención del fonógrafo, la escritura era el medio más duradero: un mensaje duraba tanto como durara su soporte. Este carácter definitivo de la cosa escrita ha dado a esta un prestigio considerable. Las escrituras alfabéticas ofrecen para cada signo una sucesión de letras escritas que les han enseñado a reconocer pero a cualquiera le costaría esfuerzo distinguir los componentes del signo vocal correspondiente. Todo concurre para que del signo vocal y su equivalente grafico, el último sea el único representante valido del complejo. El estudio de la escritura representa una disciplina distinta de la lingüística, aunque, prácticamente es uno de sus anexos. El lingüista hace abstracción, por principio, de los hechos de la grafía. No los tiene en cuenta más que en la medida, en total restringida, en que los hechos de grafía influyen en la forma de los signos vocales.
3- El lenguaje, institución humana.
Se habla del lenguaje como facultad social. No se puede afirmar que el lenguaje sea resultado de la actividad natural de algún órgano, se habla es cierto, de órganos de la palabra, pero se añade que la primera función de cada uno de estos órganos es otra. La circunvolución del cerebro en que se ha querido ver el asiento de la palabra tiene algo que ver con el ejercicio del lenguaje, pero nada prueba que esa sea su función primera y esencial. Se ha pensado en situar al lenguaje entre las instituciones humanas, y esta manera de ver ofrece ventajas indudables, pues las instituciones humanas surgen de la vida en sociedad, el caso del lenguaje que se concibe esencialmente como instrumento de comunicación. Pueden hallarse muy extendidas o incluso ser universales, como el lenguaje, sin aparecer idénticas de una comunidad a otra. El lenguaje idéntico en sus funciones, difiere de una comunidad a otra, de tal manera que no puede funcionar mas que entre individuos
de un grupo determinado. Es producto de la vida en sociedad, como tal no es inmutable. Es capaz de cambiar por la presión de necesidades diversas y por la influencia de otras comunidades.
4- Las funciones del lenguaje.
Designar una lengua, aunque sea metafóricamente, como un instrumento llama la atención muy útilmente sobre aquello que distingue la lengua de muchas otras instituciones. La función esencial del instrumento que es una lengua es la de la comunicación. Todas las lenguas se modifican a través del tiempo para adaptarse del modo mas económico posible a satisfacer las necesidades de comunicación de las comunidades que las hablan. El hombre emplea con frecuencia su lengua para expresarse, es decir para analizar lo que siente sin ocuparse excesivamente de las reacciones de los oyentes. Encuentra en ella, al mismo tiempo, el medio de afirmarse ante si mismo y ante otros sin que en realidad tenga deseos de comunicar nada. se podría igualmente hablar de una función estética del lenguaje que sería difícil de analizar, de tal manera que se entremezcla estrechamente esta función con las de comunicación y expresión. En último análisis es la comunicación, es decir la comprensión mutua, la que es preciso retener como función central del instrumento que es la lengua. Todo indica que la lengua de cada individuo se corrompería si no hubiese la necesidad de hacerse comprender. Esta necesidad permanente mantiene el mecanismo en buen estado d funcionamiento.
5- ¿Las lenguas son nomenclaturas?
Según una concepción ingenua pero muy difundida, una lengua es un repertorio de palabras que corresponden a una cosa. De ser así, aprender una nueva lengua solo consistiría en retener en la memoria una nueva nomenclatura en todo paralela a la interior. Ciertamente es preciso establecer que para el oído no se reduce todo a diferencias en la elección y ordenación de los mismos elementos, entonces se habla ingenuamente de “acento” que representaría algo un tanto marginal que se sobreañade a la articulación normal de los sonidos del lenguaje y que sería un poco ridículo y casi inconveniente intentar imitar cuando se aprende una lengua.
6- El lenguaje no es un calco de la realidad.
Esta noción de la lengua repertorio se funda en la idea simplista de que el mundo en su totalidad se clasifica, con anterioridad a la visión que de él tienen los hombres, en categorías de objetos distintos, cada una de las cuales recibe necesariamente una designación en cada lengua. Corresponde a cada lengua una organización particular de los datos de la experiencia. Aprender otra lengua no es poner nuevos rótulos a objetos conocidos, sino acostumbrarse a analizar de otro modo aquello que constituye el objeto de comunicaciones lingüísticas.
7- Cada lengua tiene sus tipos.
Lo que se llama acento extranjero proviene de la identificación abusiva de unidades fonicas de dos lenguas diferentes.
8- La doble articulación del lenguaje.
El lenguaje humano es articulado. Hay que tener en cuenta que se manifiesta en dos planos diferentes; cada una de las unidades que resultan de una primera articulación es a su vez articulada en unidades de otro tipo. La primera articulación del lenguaje es aquella con arreglo a la cual todo hecho de experiencia que se vaya a transmitir, toda necesidad que se desee hacer conocer a otra persona, se analiza en una sucesión de unidades, dotadas cada una de una forma vocal y de un sentido. Si sufro dolores de cabeza, puedo manifestarlo por gritos, pero esto no basta para hacer una comunicación lingüística. La situación es distinta si pronuncio la frase me duele la cabeza. Aquí ninguna de las cuatro unidades corresponde a lo que tiene de específico mi dolor. Cada una de ellas puede encontrarse en cualquier otro contexto para comunicar otros hechos de experiencia. Algunos millares de unidades ampliamente combinables nos permiten hacer más comunicaciones que las que se podrían conseguir con millones de gritos inarticulados diferentes. La primera articulación es la manera según la cual se dispone la experiencia común a todos los miembros de una comunidad lingüística determinada. La originalidad del pensamiento no se podrá manifestar más que con una disposición inesperada de las unidades. La forma vocal es analizable en una sucesión de unidades, cada una de las cuales contribuye a distinguir cabeza de otras unidades como cabete, majeza o careza. Es a esto a lo que se designara como la segunda articulación del lenguaje. Gracias a esta, las lenguas pueden limitarse a algunas decenas de producciones fónicas distintas que se combinan para obtener la forma vocálica de las unidades de la primera articulación: casa por ejemplo, utiliza dos veces la unidad fónica que representamos por medio de /a/ y coloca delante de estas dos /a/ otras dos unidades que notamos /k/ y /S/.
9- Las unidades lingüísticas de base.
Un enunciado como me duele la cabeza o una parte de dicho enunciado que tenga sentido, como me duele o cabeza se llama signo linguistico. Todo signo linguistico se compone de un significado, que es su sentido o valor, y de un significante. En el lenguaje corriente se reservaría el nombre de signo al significante. Las unidades que ofrece la primera articulación, con su significado y su significante, son signos mínimos, emplearemos para ellos el término monema. En el enunciado que utilizamos hay cuatro monemas, pero no se debe saca la conclusión de que monema es un equivalente de palabra. En la palabra como hay dos monemas /com/ que designa cierto tipo de acción y /o/ que designa a la persona que habla. Es mejor evitar el término ambiguo de morfema que en muchos autores designa el signo mínimo (nuestro monema).
10- Forma lineal y carácter vocal.
Toda lengua se manifiesta en la forma lineal de enunciados que representan lo que se llama frecuentemente cadena hablada. Esta forma lineal del lenguaje humano deriva en último análisis de su carácter vocal. El carácter lineal de los enunciados explica la sucesividad de los morfemas y los fonemas. En esta sucesión, el orden de los fonemas tiene valor distintivo lo mismo que la elección de un fonema determinado. La situación es diferente para los monemas. No es raro que un signo pueda cambiar de lugar un enunciado sin modificación apreciable de sentido: estará allí el martes y el martes estará allí. Por otra parte, es bastante frecuente que grupos de monemas tengan las mismas posibilidades porque su relación con el resto del enunciado está marcada bien por su sentido.
11- La doble articulación y la economía del lenguaje.
El tipo de organización que acabamos de esbozar existe en todas las lenguas descritas hasta la fecha. Solo la economía que resulta de las articulaciones es capaz de obtener un instrumento de comunicación de empleo general que permite transmitir tanta información con tanta facilidad. Si la primera articulación, la de la experiencia en monemas sucesivos, no existiera, toda emisión correspondería a un tipo definido de experiencia, de modo que una experiencia nueva, inesperada, seria incomunicable. La articulación en monemas permite formar una combinación inusitada para intentar comunicar una experiencia para la que la comunidad no tenía un signo disponible. Además de la economía suplementaria que representa, la segunda articulación tiene la ventaja de hacer la forma de significante independiente de la naturaleza del significado correspondiente y de este modo asegurar una estabilidad mayor a la forma lingüística. La existencia de una segunda articulación asegura este mantenimiento uniendo la suerte de cada uno de los componentes del significante.
12- Cada lengua tiene su propia articulación.
Si todas las lenguas coinciden en practicar la doble articulación, todas difieren en cuanto al modo como los usuarios de cada una de ellas analizan los datos de la experiencia y en cuanto a la manera como aprovechan las posibilidades ofrecidas por los órganos de la palabra. Cada lengua articula a su modo tanto los enunciados como los significantes. Lo decisivo es que, en una situación dada, el francés y el español habrán recurrido de una manera natural a dos análisis completamente diferentes. Sabemos ya que las palabras de una lengua no tienen equivalentes exactos en otra. En lo que se refiere a la articulación de los significantes hay que precaverse de juzgar los hechos tomando como base las grafías. Razones de economía hacen que se transcriban por medio de los mismos caracteres los fonemas de dos lenguas diferentes.
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